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    29 Jul '10

    Mejorar la calificación energética de un edificio supone un ahorro anual por vivienda de más de 570 € en luz y gas

    URSA, la filial del Grupo Uralita, participa en el proyecto "PRECOST&E"

    El propietario de una vivienda que mejore su calificación energética de la "E" a la "B", puede ahorrarse al año un 74% del consumo energético, o lo que es lo mismo, 5,21 € por cada m² que tenga la vivienda. Esto significa que una vivienda de unos 110 m² construidos que mejore su calificación energética ahorrará un total de 572,29 euros en el consumo de luz y gas al año. Esta es la principal conclusión de la primera fase del estudio pionero PRECOST&E, en el que participan las filiales del Grupo Uralita, URSA y Pladur.

    El proyecto PRECOST&E es un estudio cuyo objetivo es el cálculo del coste económico necesario para la obtención de las diferentes calificaciones energéticas de viviendas. Además de URSA y Pladur, el estudio PRECOST&E está promovido por la Universidad Politécnica de Madrid, la Fundación Asprima, Gas Natural Fenosa y Uponor.

    La primera fase de esta investigación se ha centrado en la zona climática D3 -concretamente en Madrid ciudad-, en un edificio real de 143 viviendas protegidas sobre Suelo de Precio Tasado (VPP-SPT), adscritas al Plan Primera Vivienda, y situadas en Vallecas.

    El estudio desarrollado con el apoyo de URSA y Pladur ha evaluado los costes constructivos y consumos energéticos que se derivan de la nueva calificación energética de viviendas, que viene recogida en el Real Decreto 47/2007, de 19 de enero. Para ello, se han estudiado todos los materiales, estructuras y componentes de construcción, aislamiento, consumo energético o de confort presentes en el edificios, y se ha evaluado cómo se podría modificar dicho edificio para que obtuviese una mejor calificación energética.

    En este sentido URSA destaca, como experta en aislamientos, que para obtener la eficiencia energética con estos costes razonables se debe actuar de forma coordinada y simultánea sobre la envolvente del edificio (aislamiento), así como sobre las instalaciones.

    Bajo estos preceptos, se ha calculado el coste de esa mejora y el ahorro que supone en términos energéticos y económicos para los consumidores finales.

    Inversión vs. Ahorro

    Los resultados de estos cálculos han sido contundentes: en términos de sostenibilidad ambiental, el ahorro supone casi 30 kg de CO2 por metro cuadrado al año, o lo que es lo mismo, sería necesario plantar 10 árboles cada año para compensar el exceso de emisiones que la vivienda tipo E tiene sobre la de tipo energético B(1).
    (1) Cálculo basado en la equivalencia ofrecida por el UNEP -United Nationis Environment Programme-. Cada árbol de tamaño y tipo medio absorbe anualmente 3 kg de CO2.

    Lo más paradójico de este estudio es que desmitifica la creencia de que para ser eficiente hay que realizar una inversión que no compensa el ahorro. El informe apoyado por URSA certifica que, en una vivienda de 110 metros cuadrados, habría sido necesario aumentar los costes entre un 5 y un 6,28 por ciento para mejorar la calificación energética de E, la peor, a B, la mejor posible (sin considerar la biomasa como fuente de energía).

    En este sentido, sólo saber el precio de la vivienda no significa conocer cuánto va a costar ésta. El estudio, asegura que pasar de una vivienda con calificación E a una que tenga B, supondría el incremento de la cuota hipotecaria de 219 euros al año, tanto en vivienda libre como en protegida, pero generaría un ahorro de más de 570 euros en el consumo de suministros al año.

    El objetivo último de este estudio es que se instale en la mente tanto del promotor como del comprador el concepto de eficiencia energética, igual que el que ya está instalado en otras áreas de consumo. Y esta eficiencia no pasa tanto por una gran inversión sino como defiende el especialista en aislamiento URSA, por el equilibrio entre las acciones realizadas sobre la envolvente y las realizadas sobre los equipos y sistemas.

    Próxima fase

    El estudio contará con una segunda fase que analizará los resultados para este mismo edificio en zonas climáticas diferentes (C2, B4, B3 y C1), y que corresponden a las ciudades de Barcelona, Sevilla, Valencia y Oviedo, respectivamente.

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