La modernización del aparcamiento subterráneo del hub Plaza de España 360, gestionado por la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT Madrid), supuso una intervención integral sobre una construcción de los años 60 que planteaba retos muy específicos debido a su antigüedad y complejidad estructural con geometrías de gran dificultad.
Para llevar a cabo la obra, se utilizaron dos millones de kilos de mortero, asegurando la durabilidad del aparcamiento dentro del marco de sostenibilidad del Ayuntamiento de Madrid que ha apostado por crear un hub de movilidad, con servicios como Bicimad, BiciPark, puntos de recarga rápida y áreas para vehículos compartidos.
El proyecto, con una duración aproximada de un año, se desarrolló en las tres plantas bajo rasante, con la dificultad añadida de mantener la operativa normal en paralelo. Su ubicación en uno de los entornos más concurridos de la capital exigió una planificación minuciosa para coordinar cada fase y minimizar impactos durante la ejecución.
La geometría del aparcamiento planteaba desafíos que requerían soluciones constructivas específicas. La estrategia más eficaz consistió en realizar perforaciones desde la plaza y aplicar el material a través de las columnas, evitando movimientos innecesarios de maquinaria y garantizando un refuerzo uniforme en toda la estructura.
La intervención también exigió rellenar las grietas existentes, reforzando la capacidad portante del aparcamiento. Este refuerzo resulta especialmente necesario para los coches eléctricos, cuyo mayor peso (debido a la batería) exige una estructura más resistente, en consonancia con su uso intensivo.
La logística supuso también un reto adicional: trasladar grandes volúmenes de material a un aparcamiento subterráneo en pleno centro urbano requirió un plan de entregas por franjas horarias, que permitió mantener tanto el flujo de personas como el tránsito habitual en la zona.
Desafíos y soluciones logísticas Al tratarse de un espacio cerrado, se logró mantener la temperatura y la humedad de manera más estable, lo que permitió que los trabajos continuaran sin interrupciones y aseguró la correcta aplicación y comportamiento de los materiales.
El avance de la obra se organizó en sectores independientes, coordinando los tiempos de secado para habilitar cada área conforme se completaban las tareas programadas. Esta planificación por ciclos permitió mantener un ritmo constante de trabajo sin retrasar los plazos de entrega.
Según
Borja Salvador , especialista del negocio Construction Solutions de Molins, "la intervención se ha convertido en un éxito técnico, logístico y productivo, combinando refuerzo estructural, asesoramiento en obra y criterios de sostenibilidad, consolidándose como una de las actuaciones estructurales relevantes de los últimos años en Madrid.
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